jueves, 2 de diciembre de 2010

¿Qué se entiende por la palabra "felicidad"?

Al momento de nacer, el ser humano no entiende y no percibe muchos conceptos que lo rodea. Pero conforme va creciendo, física y psicológicamente, va adquiriendo conocimiento, va evolucionando, no solo en el cuerpo, sino también en la mente. Va percibiendo muchas cosas y sintiendo muchas situaciones. Es así que, siendo un infante, comienza a diferencias cuál es positivo y cuál es negativo, cuál es bueno y cuál es malo, que le conviene en la vida y qué no, o qué elementos lo perjudica como individuo y qué elementos lo beneficia. Hay casos y casos, algunos concretos, otros en proceso, y el resto ya completo, mas, cabe resaltar, que en esos casos, en esas situaciones, en esos elementos, siempre adquirimos experiencia y extraemos lo que es mejor para nosotros o lo beneficioso para nuestro entorno, como la forma de expresarse o de ser parte del cambio.

Tal es el tema del estado de ánimo. El niño va conociendo qué son aquellos estados que recoge de la sociedad. Lo toma, lo aprende, lo adecua para sí mismo y lo usa más adelante para demostrar su situación real con gestos y expresiones, como es, uno de ellos, el ser feliz. He ahí que nace la felicidad, que es un estado de ánimo muy bien aceptado y, además, visto desde una perspectiva muy abrazadora, amistosa y hogareña. A propósito, ya que el tema central es acerca de esta palabra, uno se podría preguntar ¿qué es la felicidad? ¿Cómo se de define? ¿Cómo se siente? ¿Qué se siente? ¿Qué es aquello que se puede considerar para ser feliz realmente?, y si se tiene la respuesta, no sería del todo agradable y, más bien, se entraría a contradicciones y a temas de debate. Sin embargo, se podría llegar a la conclusión de que la felicidad representa un punto grato y sensible para el hombre.

Hay varias formas de ver la felicidad, de sentirlo, de vivirlo. Este es el tema que se presentará a continuación en el siguiente texto, acerca de qué se puede entender por “felicidad” y qué se puede obtener de él, poniendo en juicio aquella palabra que caracteriza más a una sonrisa en el aspecto físico, y a una emoción en el aspecto psicológico, y que pondrá a la reflexión y a declarar lo que es positivo y negativo, o lo que es bien aceptado, o rechazado por el ser humano, incluso, hasta por la misma naturaleza.

La felicidad, tal y como lo dice el diccionario de la Real Academia Española, es la satisfacción, el gusto, el ser contento. Es decir, es cuando el ser humano se siente bien consigo mismo. Si uno está feliz es por algo, sin importar la virtud, y más esa conocida frase “cuando uno se ríe, es porque de sus maldades se acuerda”. Igual, se siente satisfecho, pues ha encontrado un punto favorable para estar alegre, una emoción que lo enrolla y lo resalta en una sonrisa. Esto puede ser sustentado con un texto el cual ha sido escogido para la ocasión, valorando su longevidad, pues fue escrito en la Grecia Antigua, pero que todavía se conserva para otros análisis relacionados a la filosofía: “Moral a Nicómano”, de Aristóteles.

Aristóteles define y defiende la postura del eudemonismo, palabra que proviene del griego “eu”, que significa “bueno”, y “daimon”, que significa “divinidad menor”. El eudemonismo, para el filósofo es la llegada a la felicidad de una forma propia, es decir, se vale en los sentimientos humanos y comunes para cumplir con su objetivo. También, resalta la autorrealización, que adecuándolo a nuestro tiempo, se puede decir que son aquellas metas y deseos que al lograrlos nos sentimos bien y que nos hemos valido de algún factor para hacerlo con el fin de cumplirlo y sentirnos bien. Un ejemplo, si nos proponemos en poseer una vida profesional, abierta a varias oportunidades que sabemos que en un corto o largo plazo nos beneficiarán, solamente tenemos que cumplirlo, marcar tal objetivo para ser feliz. La autorrealización no depende de nadie, no hay ninguna otra tercera persona. El ser humano actúa por sí mismo, y al parecer, por lo que dice Aristóteles, solo la felicidad, nuestra felicidad, depende de nosotros mismos y no de otros actores que no tengan que involucrarse, y más aún, que jueguen un rol primario que esté a la altura del individuo.

Otro pensamiento que tiene Aristóteles es también la de la autosuficiencia, el ser autosuficiente. Como ya se mencionó anteriormente, para el filósofo, el ser humano tiene que valerse por sí mismo, sin optar y sin requerir la ayuda del otro, pues, si quiere tener la felicidad en su vida, él mismo tiene que conseguirla. Además, dice que nosotros llamamos felicidad a lo que nosotros consideramos lo que nos satisface. Un ejemplo, el aprobar un curso es definitivamente satisfactorio, más aún si el resultado de la nota aprobatoria asciende a más de lo pensado, o a más de lo mínimo requerido dentro de los estándares académicos. En este caso, obviamente, se resaltará a la felicidad como el gusto de haber adquirido, a través de esfuerzo y dedicación del mismo ser, un objetivo anhelado, y da por consiguiente, su propia comodidad.

De esta postura se puede concluir que para ser feliz, verdaderamente feliz, tenemos que actuar para obtenerlo. Nada más depende de nosotros mismos, siempre y cuando realicemos las acciones de una forma sólida y positiva, guiándonos siempre por el lugar que más nos conviene para lograr ser felices.

No obstante, La Real Academia Española da otro significado más a la felicidad, que no se tomó en la posición anterior, y que es el estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien. Es decir, de algo material, de algo deseado pero que no se encuentra ya dentro del ser humano, sino en el exterior. En este caso, para sustentar esta postura se dedicará con más atención y análisis, y a la vez, se consultará a un libro cuyo autor tiene una gran relevancia e importancia para la Edad Contemporánea, y además, para otros análisis, siempre pensando en los aspectos negativos de la naturaleza, incluso, de las emociones del ser, se llama “Humano, demasiado humano”, escrito por el filósofo y gran pensador erudito alemán, Friedrich Wilhelm Nietzsche, cuya transcendencia y estilo ha marcado una doctrina que se conoce más como el pensamiento nietzscheano, pensamiento que ha influenciado mucho en los siguientes años, inclusive en el Tercer Milenio, y que ha pasado fronteras y países enteros tan solo con su ideología y su contenido de hacer la filosofía moderna.

Nietzsche decía en su libro que la felicidad está fuera de la sociedad, de la cultura, del gobierno, del Estado como organismo. El ser humano tiene que encontrarla saliendo de esta “prisión humana”, dejando el dolor y la opresión del mundo en su sitio. Si la sociedad lo conforma el mismo hombre, junto con un grupo que comparte un mismo estilo de vida, este tiene que abandonarlo, pues, entre ellos mismos se hacen daño. Basta con ver aquella idea del mundo globalizado y competitivo. Si un día te pedían una carrera para ponerte estable económicamente, ahora te piden dos, y esto, para Nietzsche, no es ser feliz, y propone que para alcanzar la felicidad no es del nada fácil.

Viendo esto, también, el gran pensador alemán, dice que el ser humano no está destinado a ser feliz, sino más bien, está destinado a sufrir, y que la felicidad es efímera, tal y como lo dice en esta frase: “El destino de los hombres está hecho de momentos felices, toda la vida los tiene, pero no de épocas felices”. Es decir, es pasajera, y prácticamente en su vida no vale para nada. Es un absurdo creer que existe épocas de bonanza.

Aparte de ello, Nietzsche dice que, observando aquel sufrimiento que tanto aplica la sociedad, el hombre ya no puede hacer nada para evitarlo. Así se equipare y se trate con igualdad, la felicidad va a ser distinta, he incluso, perdería su valor, como lo dice en su sabia y enigmática frase: “La igualdad hace disminuir la felicidad del individuo, pero abre la vía para la ausencia de dolor de todos. Al final de la meta estaría ciertamente la ausencia de dolor, pero también la ausencia de felicidad”.

La ausencia de felicidad es la ausencia del dolor al mismo tiempo. Para ser felices, hay que sufrir en el camino. Para sufrir en el camino, hay que aferrarnos a la realidad, en este caso, la de un mundo competitivo, en donde sufrir, gracias al tráfico vehicular que nosotros mismos lo causamos, a la crisis financiera que nosotros mismos lo causamos, al aumento de la mensualidad de la cuota de la universidad que nosotros mismos lo causamos… es pan de cada día.

En síntesis, la felicidad puede ser vista de muchas maneras. Ser feliz no implica mostrar una sonrisa, sino más bien vivirlo y acomodarlo a un estado de ánimo. Ser feliz no es nada más que

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